Por medio de esta carta, la Asociación Gitanas Feministas por la Diversidad (AGFD) pide la retractación en portada y corrección de la en la versión archivada de la pieza alusiva a nuestra entidad titulada “Gitanas Feministas por la Diversidad arremete contra ‘Carmen y Lola’ sin verla” firmada por Begoña Piña y publicada en este medio. Nuevamente, nos limitamos a defendernos en público de declaraciones y difamaciones publicadas.
Titular falso.
Su titular es falso, desacreditador y encubre el problema que denunciamos: Arantxa Echevarría ha realizado abundantes declaraciones y generalizaciones criminalizadoras sobre la minoría gitana durante la promoción de su película. Éstas están y su contenido es independiente de su tratamiento visual en la película. Estas declaraciones son el objeto real de nuestros comentarios: utiliza a las lesbianas gitanas para criminalizar a todo su pueblo y su cultura. Respondemos a estas declaraciones porque nos parecen lo suficientemente graves. Sobre la película, nos remitimos a las reseñas publicadas por críticos de prestigio. No opinamos sobre la obra fílmica de la directora, Sino sobre sus declaraciones sobre el problema y el proceso que la sustenta. Por lo tanto, el titular del artículo de Begoña Piña publicado en PÚBLICO y mantenido sin corrección a pesar de la amplia evidencia fáctica disponible en medios fiables y contrastados, es falso, y tendenciosamente desinformativo. De hecho, ha conseguido desinformar a mucha gente haciéndoles creer falsamente que AGFD promovía un boicot a la película cuando éramos nosotras las vetadas. En consecuencia, demandamos la inmediata rectificación y corrección: GITANAS FEMINISTAS RESPONDEN A DECLARACONES SOBRE EL PUEBLO GITANO DE ARANTXA ECHEVARRÍA DURANTE SU PROMOCIÓN DE “CARMEN Y LOLA” Y RECLAMAN LA PROYECCIÓN DE LA PELÍCULA. Claro y cierto.
Escupida e insultada por Gitanas Feministas: “racista y endemoniada.”
“He tenido que soportar escupitajos, insultos y recriminaciones por la calle y por las redes”. Arantxa Echevarría, autora de Carmen y Lola, una magnífica película que retrata el amor adolescente de dos mujeres gitanas, se ha topado con la asociación Gitanas Feministas por la Diversidad, que sin haber visto la película, han desplegado toda su fuerza en contra de ella y de su directora.
El arranque de esta pieza no tiene desperdicio. Es suficientemente elocuente para profesionales y cualquier lector atento como para juzgar el crédito que merece el resto de la publicación y su cabecera. En este arranque Begoña Piña está atribuyendo implícitamente a Gitanas Feministas “escupitajos, insultos y recriminaciones” como parte de su “despliegue de fuerza” en contra de la película y de su directora. En el momento al que se refiere, la única mención a Echevarría o su obra atribuible a AGFD se derivan de sus declaraciones y se limitan a la una pieza de opinión firmada por una de nuestra colaboradoras (Rebeca Santiago) titulada “La gitanas no achantamos la muí” (no nos callamos la boca), en la que les invitamos a encontrar contra-declaraciones con la entidad suficiente como para substanciar estas atribuciones maliciosas y gratuitas.
Esta mala praxis de Piña es suficientemente vergonzosa y atenta contra la dignidad de cualquiera. Sin embargo, caer en esta denigración de la conducta aplicando estereotipaciones estigmatizantes a personas de una minoría ya suficientemente estigmatizado, cuando se limita a ejercer civilizadamente su derecho a la réplica, raya en lo criminal. ¿Es esto periodismo? ¿Tiene PÚBLICO los mismos estándares y escrúpulos de CANAL 13, o es que con las gitanas vale todo?
Nuevamente, Piña continúa en su misma mala praxis:
“La Muestra de Cine de Mujeres de Pamplona invitó a Arantxa Echevarría a presentar su película, sería su estreno español. Poco después, comunicaron a la directora que habían invitado a representantes de Gitanas Feministas por la Diversidad a un coloquio posterior. A raíz de una entrevista concedida a Público el 27 de abril, Echevarría acaba recibiendo comentarios “destructivos, infamantes e insultantes” —la llegaron a llamar “racista” y “endemoniada”—.” (negrita en el original)
En un gesto de identificación con Echevarría que va más allá de lo profesionalmente saludable, Piña reproduce otra serie de insultos a la directora que son ambiguamente atribuibles a Gitanas Feministas, dentro de la misma frase, en directa contigüidad, sin clarificación de que ahora se refiere a terceras personas anónimas. Nadie de Gitanas Feministas ha llamado nunca “endemoniada” a Echevarría, ni por supuesto, le ha escupido por la calle –algo que Echevarría tendría toda la decencia de confirmar en caso de duda, suponemos.
El “cierto tufillo de racismo” que detecta en su escrito Rebeca Santiago se refiere la siguiente generalización étnica de Echevarría: “Los jóvenes gitanos de hoy van hacia atrás. Van de Dolce & Gabbana y para ellos lo más importante es tener un buen móvil y que su novia sea la más guapa. No tienen nada de la profundidad de la cultura gitana.”
Nosotras creemos que este “tufillo” es perfectamente descriptivo, pertinente y comedido. Cotejen por favor, cualquier manual de “Educación para la Ciudadanía.” Si esto es todo lo que Echevarría y Piña tienen para justificar el veto a la participación de Gitanas Feministas en una conversación dentro de un festival feminista, nos parece sospechosamente desproporcionado. Ninguna de las afirmaciones de Echevarría ha sido comprobada ni resiste verificación fáctica. Sin embargo, se dan espontáneamente por buenas. Por el contrario, las declaraciones de Gitanas Feministas se colocan sistemáticamente bajo sospecha, se retuercen y se descontextualizan. ¿Quizás PÚBLICO se solidariza con Piña y comparte el modo en que Echevarría da aquí voz a los gitanos?
Las gitanas malinterpretan.
Una supuesta periodista profesional descalifica y desacredita a las gitanas, atribuyéndoles una supuesta mala interpretación a la supuesta intencionalidad en las palabras de Echevarría que Piña sintetiza en su pieza. Nosotras nos remitimos al texto escrito atribuido por Piña a Echevarría, no a especulaciones que ella pueda atribuir a los pensamientos ocultos de Echevarría. ¿Opina Piña, Echevarría, o Piñabarría? “No tener voz” no quiere decir obviamente, ni siquiera en ese contexto “no tener capacidad de dirigir y producir una película.” Si su redacción es realmente tan falsa o inexacta, su deber deontológico es pedir perdón por la incompetencia periodística y asumir las responsabilidades por las consecuencias, no atacar, doblemente, la credibilidad de las gitanas.
Las periodistas deben saber escribir la verdad porque las gitanas sabemos leer lo que se escribe sobre nosotras. En este caso, esta lectura es compartida, no solo por todas las integrantes y colaboradoras de Gitanas Feministas por la Diversidad (AGFD), o por el “único director gitano” aludido (José Heredia), sino también por otras líderes gitanas como Beatriz Carrillo, representando a FAKALI, AMURADI, y al Consejo Estatal del Pueblo Gitano, y ejerciendo su voz en otra contundente carta a PÚBLICO (“La escandalización cultural como paradigma del antigitanismo”). En esta lectura coinciden también la generalidad de lectoras y lectoras, gitanas y payos. Dar a entender en los medios que la culpa es de las gitanas, que “malinterpretan,” que no saben leer bien o que retuercen las palabras de Echevarría gratuitamente, es algo más que mala praxis. Es lo que realmente silencia nuestra voz. Por favor, no nos tomen ni por tontas ni por mudas. ¿Se hace PÚBLICO cómplice de las atribuciones de Piña?
Haciendo Piña.
Hay una más que evidente parcialidad por parte de la autora de la pieza que viola los estándares de profesionalidad del periodismo, tanto en la primera entrevista, como en la pieza en defensa de Arantxa Echevarría. Es evidente tanto en la primera entrevista como en esta defensa apasionada, acrítica y partidaria. PÚBLICO.ES se hace cómplice de esta actitud reproduciendo en su cuenta de Scribd la extensa carta abierta “desde el amor” de Echevarría sin haber ofrecido el comentario o réplica a AGFD. Por cierto, esta carta “abierta” parece bastante “privada”: no se corresponde con el formato o la maquetación de la documento “hecho público” en los otros medios (encabezados, negritas, ilustraciones) y no sabemos si fue escrita por Echevarría, por Piña o por Piñabarría, porque esta versión “compartida” en PÚBLICO no está ni siquiera firmada.
Libertad de expresión para las silenciadas.
El colmo del “todo vale” es la comparación de Gitanas Feministas con la FAES de Aznar en La pelota vasca. Además de maliciosa por asociación, añade escarnio al insulto. Gitanas Feministas, NUNCA ha llamado al boicot de la película. SIEMPRE ha defendido que se proyectase. SIEMPRE ha protestado por su desprogramación del festival feminista. Y NUNCA ha amenazado con movilizar a gente en su contra. Aquí nos cargan de nuevo con ese eterno sanbenito que asume que las gitanas y los gitanos sólo pueden participar en una conversación civilizada asintiendo o de floreros, que nuestras discrepancias y protestas son intrínsecamente violentas, coaccionadoras y amenazantes. Que “arremetemos” como animales furiosos, como en el titular que ha publicado. Ya estamos a un paso de la “reyerta,” “los clanes” y la “cruz de navajas.” Esto es especialmente preocupante en cualquier medio de comunicación -no hace falta que pretenda ser “alternativo” o “feminista”. NUNCA vais a cambiar si ya habéis decidido que de las gitanas no se puede aprender.
Hasta ahora, AGFD se ha defendido con réplicas legítimas a declaraciones criminalizadoras sobre el pueblo gitano publicadas en los medios, y remite sus sospechas sobre la película a reseñas de críticos más profesionales, imparciales, serios y acreditados que Begoña Piña. Si alguien ha sufrido la censura y el boicot ha sido Gitanas Feministas, por parte de una industria cultural, festivalera y mediática que reprime la voz a las minorías de las que dice hablar en su nombre. Ésta si es una Ley Mordaza Antigitana. Los productos culturales son importantes, pero sagradas son las vidas de las personas. Imaginamos que ni Echevarría ni Piña se atreven a ir por ahí diciendo que la cultura vasca es intrínsecamente terrorista y tribal, y que lo mejor que una puede hacer es abandonarla –porque ésta es la comparación que les cuadra. Aún así, nosotras seguiríamos pidiendo que exhiban su pelotera para poder discutirla en público.
Los productos culturales son importantes, pero sus consecuencias pueden ser transcendentes. Echevarría ya pasó página, ya está trabajando en su nuevo proyecto, salvando a las chinas de España. Nosotras, con nuestras gitanas, no pasamos página. Seguiremos defendiéndonos sin permitir que nuestras salvadoras nos usen para criminalizar a nuestras comunidades en sus declaraciones. Con los tiempos que corren y con un personaje como Manuel Valls postulándose para la alcaldía de Barcelona, lo último que necesitamos son criminalizaciones irresponsables y antitgitanismo mediático. La pelota gitana está en su tejado.